Cáncer no es sinónimo de muerte - Capítulo 1
Una compañera de toda la vida y una decisión afortunada.
Es evidente que no tenemos memoria desde el momento que nacemos pero puedo decir que en mis recuerdos siempre ha estado presente, desde mi infancia y por una bonita herencia tanto paterna como materna, una rinitis crónica que juega un papel importante en toda esta historia. Lo que recuerdo es que las mañanas eran el momento de más crisis de la rinitis: el frío de ese momento, el saco de lana del colegio, si se te olvidaban los kleenex o el pañuelo, se convertían en los principales desencadenantes de momentos muy incómodos para mí y para los demás en el bus del colegio. Sin conocer una causa que la produjera había días de crisis que dificultaban el respirar por la nariz, reconocer los olores y los sabores, tener una congestión en toda la cara donde se afectaban los ojos, los oídos, todo… Un amigo molestando me decía: ya empezó a llorar...
El nivel de la alergia llegó a tal punto que cualquier cambio de jabón, champú, desodorante, las lociones me desencadenaba un gran episodio de rinitis. Ante esta situación he experimentado todo tipo de medicamentos y todo tipo de recursos, algunos de ellos absurdos, para tratar de contrarrestar esta enfermedad.
He tomado todos los antihistamínicos posibles desde el jarabe de ketotifeno -que creo que es el primero que tome si la memoria no me falla, hasta las pastillas de Allegra o de Flurinol que son las últimas que tomé. Además de todo tipo de inhaladores nasales corticoesteroides.
Agua de panela caliente con limón. Emulsión de Scott. Penca sábila en el pecho. Vic vaporub. Inhalaciones con un vaporizador.
Fuimos donde un médico bioenergético muy conocido en Medellín que ya murió, donde una acupunturista que me generó antes de entrar un pánico tremendo por las agujas. El más excéntrico de todos fue un médium del hoy beato José Gregorio Hernández que me puso a dormir con una sábana blanca y a poner una copa de alcohol en la mesa de noche que se ponía blanca por acción supuestamente del beato, alcohol que ya no me acuerdo qué hacía con él.
Por supuesto también aparecieron las pruebas de alergia y sus respectivas vacunas que yo mismo me inyectaba en el brazo. Una operación de tabique y cornetes hipertrofiados.
En fin… lo intentamos todo y al final, a fuerza de ensayo y error, algunos de esos alergenos principales terminaron siendo: el polvo con los famosos ácaros -que no sabía que existían-, los pelos de todo tipo de animales, la lana, el frio, la humedad, los olores fuertes. Pero realmente el que me cambió la vida vino a aparecer mucho más adelante. De él hablaré en un capítulo posterior.
El lector se preguntará: pero ¿qué tiene que ver la rinitis con un tumor cerebral? El asunto es que todavía queda otro tema, antes de responder a esta pregunta…
En Colombia el sistema de salud está compuesto por tres tipos de operadores: todo colombiano debe estar afiliado al Plan de Beneficios en Salud (PBS) que lo prestan las famosas EPS o Entidades Promotoras de Salud, luego están los planes de medicina prepagada que son planes voluntarios de salud que prestan algunas EPS y que el usuario adquiere para obtener un servicio diferencial al que prestan las EPS. Y están por último las pólizas que funciona similar a como operan las medicinas prepagadas.
Traigo esto a colación porque en 2019, ante los rumores de intervención de la EPS en la que en ese momento me encontraba, decidí trasladarme de EPS y de plan de medicina prepagada. Ante ese cambio, aproveché a inicios de 2020 para hacerme una revisión por otorrinolaringología, dado que desde hacía mucho tiempo no me hacía un chequeo médico de esa naturaleza y teniendo en cuenta el antecedente de rinitis y de operación de la nariz hace ya muchos años. Le pregunté a un amigo médico y me recomendó ir donde un otrorrino acá en Bogotá. Sin saberlo, en ese momento estaban cambiando el mundo -estamos a inicios de 2020 y por ende del inicio de la única pandemia que ha vivido la humanidad en años recientes- y estaba cambiando mi vida…
En el próximo capítulo responderé a la pregunta: ¿qué tiene que ver la rinitis con un tumor cerebral?
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