Y este cuento, de momento, se ha acabado... el fin del tratamiento

Hoy termina una parte de mi historia. 

En febrero de 2020 tenemos las primeras noticias de una lesión en mi cerebro gracias a un tac de senos paranasales y en marzo me diagnostican un tumor cerebral maligno en el lóbulo temporal derecho, ese lugar donde se encuentran las emociones... Cómo darle la noticia a tus papás cuando no viven en tu misma ciudad y por el virus éste no puedes movilizarte....

En octubre de 2020 me opera el Dr. Carlos Cure, y extrae de mi cabeza el tumor maligno que, cómodamente habitaba mi cerebro, quién sabe desde hacía cuánto tiempo... Solo paso un día en la clínica, no duermo nada esa noche, mi cerebro no se inflamó como podría llegar a pasar. Con el cráneo fracturado y a la vez cosido por 13 grapas regreso a mi casa al día siguiente de la cirugía. La operación no pudo ser antes por aquellas cosas del Covid...

Entre octubre y diciembre de ese año las patologías le ponen nombre al ñervo, como cariñosamente le dice un amigo: se trata de un astrocitoma anaplásico. Nada de miedo.. asumo la noticia siempre con la serenidad y la tranquilidad con la que el Señor me ha permitido llevar todo este proceso, al igual que a mi familia. He de aclarar que me exacerban las posturas deprimentes o excesivamente positivas, ya que en el fondo esconden siempre una negación de la enfermedad.

Técnicamente el tratamiento para el tumor inició con la cirugía. Luego llegó el momento, a partir del 17 de diciembre, de la segunda parte: un coctel entre radioterapia y quimioterapia oral por 45 días, con algunos días de descanso de la radioterapia... vaya Navidad... 

Gracias a Dios me encontré en el camino al Dr. Andrés Felipe Cardona, mi oncólogo, con quien tengo una deuda de gratitud! Esto no hubiera sido igual sin él... Gracias a él pude afrontar sin muchos efectos adversos esta fase y la siguiente del tratamiento. Gracias Andrés! Gracias, porque me mostraste que por encima de cualquier cosa está el paciente, la persona; gracias, por ese enfoque amplio, ecléctico, con el que abordas la enfermedad; porque siempre he salido con ganas de luchar y de vivir luego de cada cita; gracias, porque siempre encontré respuestas adecuadas a mis intensas preguntas; gracias porque me animaste a asumir retos que quizás otras personas me habrían llevado a rechazar.;gracias por tus dibujos, que aún conservo y conservaré, para explicarme, didácticamente, las cosas que estaban pasando en mi cerebro y el pronóstico de la enfermedad... Gracias porque se puede vivir y desear seguir viviendo con la forma como vos afrontás, y me has enseñado a afrontar, el cáncer.

A partir del 1 de marzo empezó la tercera etapa: ciclos de quimioterapia oral, por cinco días, cada veintiocho días. En el camino nos llegaron los resultados de la genética del tumor -Andrés quería saber todo lo que más se pudiera de él-, y con los resultados se decidió que serían 12 ciclos. Estos 12 ciclos terminan hoy, 12 de enero. Por eso he titulado este post de este modo: Y este cuento, de momento, se ha acabado... Hoy termino esta tercera fase del tratamiento con estos 12 ciclos de quimioterapia oral, no hay más. Esta noche me tomaré dos cápsulas del medicamento y ahí habrá terminado todo.

En estos momentos mi cerebro está limpio de tumor, no hay rastro de él. Estoy viviendo y trabajando con total normalidad, comiendo -67 Kg- y durmiendo muy bien y haciendo todo el deporte que puedo... Vendrá a partir de ahora un monitoreo cada 12-16 semanas, por dos años, con resonancia magnética -seguimos con el resonador...- para revisar que no se presente una recidiva del tumor. Así que, de momento, esta historia se ha acabado...

Así como una parte de la enfermedad se vive en soledad -es normal y comprensible que sea así-, hay otra parte que se vive en compañía de muchas personas que en estos dos años han estado a mi lado, presencial o virtualmente, acompañándome en este momento de mi historia: todos ellos están presentes en mi cabeza y en mi corazón. Son muchas personas, ellos saben quiénes son. Gracias! Mil gracias por haberme acompañado durante el tratamiento. Es en situaciones como ésta cuando uno sabe con quiénes puede contar, que sepan que también conmigo pueden contar.

A mis papás y a mi hermano, a Vale, y a los que conmigo conviven o han convivido -algunos se han ido y otros han llegado-, especialmente a las mujeres que se encargan de cuidarme en mi casa, les debo decir que esta historia tampoco hubiera sido igual sin ustedes, es de ustedes de donde saco la fortaleza para levantarme todos los días, darle muchas gracias a Dios y querer seguir trabajando y viviendo con pasión la vida que El me ha dado. Gracias! 

Un dato curioso: así como toda esta historia inició con una cita con el otorrino, cuando me envió el tac de senos paranasales, hoy tuve cita con él para llevarle los resultados de los exámenes que me había enviado en esa ocasión -hace dos años- y que por el tumor y el Covid no habíamos visto... vaya coincidencia.     

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