"Las amistades se cultivan, las relaciones se consumen" por P. Santiago Villa

Tu mirada ilumina al mundo, es la traducción al título del último libro de Susanna Tamaro: Il tuo sguardo illumina il mondo.

Un libro en el que la famosa escritora italiana habla con gran intimidad de su amistad con el joven poeta Pierluigi Cappello. Esta relación se ve fortalecida por la enfermedad de él, y en la habitación del hospital brotan conversaciones profundas de lo que fue para ellos la infancia y adolescencia; y sobre todo temas trascendentales de la vida como la muerte, y el significado de la existencia. 

El epígrafe, a modo de sentencia que ilustra la idea general del libro es: “Da, pues, a tu siervo, un corazón que sepa escuchar”. Reyes, 1,3:9

Eso es la amistad. Dos corazones que se conocen y que tienen la capacidad de escuchar y escrutar lo que se debe proteger. 

Un pasaje del libro ilustra muy bien esta idea: 

“Las amistades se cultivan, las relaciones se consumen. 

Es cultivar lo que ennoblece las cosas, lo que les hace importantes. Las piedras no se cultivan, se cultivan las plantas, las relaciones, porque el acto de cultivar contiene en sí mismo una única idea. La del crecimiento. 

Si somos amigos, es como si cuidásemos de una plantita entre los dos. La regamos cuando tiene sed, la ponemos a resguardo cuando tiene calor. Mantenemos limpia la tierra que la rodea, para que no crezcan hierbajos. Al hacerlo no nos preguntamos si, con el tiempo, ese germen se convertirá en una flor, un arbusto o un árbol. 

Lo que nos hace felices es saber que, si un día uno de los dos no puede llevar el agua para saciar la sed, lo hará el otro. No habrá aridez capaz de matarla. 

¿Qué es la amistad sino una atención paciente y amorosa hacia la vida del otro?”  

Esta es una de las muchas conversaciones de dos amigos, que siendo muy diferentes, tienen muchas cosas en común, sobre todo aquello que necesitan descubrir y entender en el otro, para entenderse mejor así mismos.  

El libro, si cabe, toca el tema de uno de los grandes males de nuestra época: la incapacidad de aceptar a quien es, en un término habitual, diferente a los demás. Tamaro no teme dar a conocer los traumas de su infancia y adolescencia. Incluso acepta y justifica el malestar de los otros a como ella es. 

El lector descansa cuando conoce que una persona, en este caso el poeta enfermo, acepta a Susanna y se arriesga a conocerla, aceptarla y ayudarla a crecer como una planta en un bosque donde crece la uniformidad y la copia. 

Dejo, como invitación al lector, descubrir dónde se aborda en el libro un tema de la mayor trascendencia, y es el de la santidad; como una fuerza de gravedad del Cielo que muchos se obstinan en negar. Es fácil de descubrir, porque es un tema de conversación que surge al comentar la sensación mediática de fama de santidad de un joven milanés que muere a los 15 años por una leucemia. 




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